La ubicación, la finca familiar en Brihuega, un pueblecito de Guadalajara, no podía estar mejor elegida. Un lugar con mucho encanto y que, tras muchos meses de trabajo, quedó tal cuál ellos lo habían imaginado. ¡Campo en su estado más puro y con unos rincones que dieron mucho juego!
Disfrutamos mucho, tanto en los preparativos como en toda la ejecución. Una novia apasionada por el DIY y que se volvía tan loca como yo con un sello y la tinta en la mano...;-)
Espero que os guste esta boda tanto como a mi...Divertida, emotiva y organizada con mucho cariño...¡Os deseo todo lo mejor!
¡Y... qué no se me olvide! Aprovecho también para agradecer el trabajo de Alina, fotógrafa de Sonríe y Disparo, y la artista de las fotos que hoy os enseño.
¡Besos!
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